EL JAPÓN (año 1929)
por JIDEKO SELLÉS ÓGUINO DE VIDAL

ÍNDICE | 1. El pueblo japonés2.- El Mikado y su corte | 3.- Los daimios | 4.- La reina madre |
5.- La mujer japonesa | 6.- Los niños | 7.- Temma no Tenjin | 8.- El año nuevo |
9.- Fiesta de los difuntos | 10.- Tanabata Sai. Fiesta de las estrellas | 11.- Tsukimi. Fiesta de la Luna |
12.- Shaka Masturi. Fiesta de Buda | 13.- El Fujiyama | 14.- La religión | 15.- Las flores |
16.- El casamiento
| 17.- Las gueishas | 18.- Los monumentos | 19.- Sooshiki (el entierro) |
20.- El Japón
| 21.- La indústria japonesa | 21.1.- La porcelana | 21.2.- Las lacas | 21.3.- El tejido
 

21.- LA INDUSTRIA JAPONESA (año 1929)

21.1. La PORCELANA

foto antigua japonesa niños kimono Niños de una aldea llevando a sus hermanitos a la espalda, bien cubiertos con los clásicos kimonos.

La actividad principal de la industria japonesa se concentra en la fabricación de porcelana, de lacas y de sedas, También tiene importancia la fabricación de abanicos, de armas, de netsuke y de papel. Los japoneses deben a China el origen de su cerámica. En Seto, en la provincia de Avari, fué donde comenzó a desarrollarse la industria cerámica, por lo que tomó el nombre de setomono, que significa artículos de Seto. Hoy existen grandes fábricas en todo el Japón; pero los objetos más celebrados por la delicadeza de sus tonos y su dibujo de extremada finura, con incrustaciones de oro, son las porcelanas de tono marfileño de Sastuma Yaki. Son riquísimas y constituyen verdaderas obras de arte. A su extraordinario encanto unen una elegancia suprema.


Lámina antigua japonesa de niños aprendiendo en escuela Los japoneses han demostrado siempre su afición al estudio. Estas pequeñas musumés aprenden a escribir bajo la vigilante mirada de su madre.
Lámina antigua japonesa de herreria katanc sables Una pequeña herrería donde el maestro armero se dedica a fabricar sus agudos katanc (sables)

 


vajilla japonesa En las mesas bien puestas de Europa y América, constituye una muestra de buen gusto servir el te en estas ricas vajillas japonesas, muy solicitadas por los coleccionistas.
laca negra La industria de la laca es gloria del arte japonés. Junto a la admirable bandeja con el dragón, símbolo sagrado, aparecen dos porcelanas que representan un elefante y un camello, que no suelen abundar en la fauna artística del Japón.

Esta porcelana se fabrica menos cada vez por el trabajo que exige y porque sólo pueden dedicarse a ella los más reputados artistas, que son los únicos aptos para esta apreciadísima labor. La verdadera Sastuma la hacen exclusivamente los grandes maestros. De ahí su precio elevadísimo y su siempre escasa producción. En cambio, abundan las imitaciones, bastante perfectas a veces. La mayor parte de la producción cerámica se destina a la exportación.

 

Lámina antigua japonesa de Hokusai Los maravillosos Esbozos rápidos, obra maestra del incomparable dibujante Hokusai, por nadie superado, constituyen una útilísima enciclopedia de los oficios que se practican en el Japón. Esta obra consta de más de diez mil dibujos, portentosamente ejecutados de un solo trazo, sin levantar el fino pincel. Las creaciones de Hokusai son de una variedad infinita y todas revelan una agudeza de observación verdaderamente asombrosa.

Para América, sobre todo, se fabrica en gran escala, casi siempre juegos de te, jarrones, bomboneras y figuras. Hay otras clases mucho más económicas que la de Sastuma y también muy estimadas, como la porcelana de Imari, de un tono de color sumamente elegante, y la de Kutani, de color rojo muy encendido. La clase más corriente y la que más gusta en todos los mercados, es la llamada moriagué, con dibujos en realce, que resulta verdaderamente suntuosa. Los jarrones y juegos de te son magníficos. El oro que ostentan estos productos es puro, oro de ley, y, por lo tanto, no se borra ni con el uso diario. Por eso son tan solicitados en Europa.

La porcelana con mezcla metálica es muy estimada. Se la conoce con el nombre de Shippo Yaki. Se hace a base de bronce, que se recubre de porcelana, finísimamente policromada. Los dibujos están meticulosamente ejecutados y perfilados con un hilito de plata, dando al conjunto un aspecto inmejorable. Es una porcelana muy apreciada en el Japón. Cuando el Mikado tiene que ofrecer un presente a sus nobles amigos o a alguno de los miembros del cuerpo diplomático, regala casi siempre grandes jarrones de Shippo Yaki. La vajilla que los naturales del país emplean para comer arroz y los platitos de uso corriente son de otra porcelana parecida a la llamada Imari, de fondo blanco con dibujos azules. También la hay con tonos rojos al estilo Kutani. Hay magníficos jarrones, hasta de dos metros de altura, primorosamente exornados con oro abundante y con figuras, plantas y flores de relieve.

Lámina antigua japonesa de taller de kimonos Un antiguo taller donde se confecciona kimonos, tabi (media corta de tela), guantes y otros artículos de vestir.

 

 

 

figuritas antiguas japonesas Lindas figulinas de porcelana en las que se refleja el arte inimitable de los artífices japoneses.

Los motivos que prefieren los artistas son figuras de rakan (hombres sabios) y la imagen de Benten, la diosa de la Fortuna. Los ceramistas dibujan estas caras prodigiosamente. Es un trabajo tan ímprobo que necesitan meses y meses para su realización. La porcelana de estilo Sastuma Honkin, con sus dibujos casi imperceptibles y minuciosamente ejecutados, es una de las más lindas y delicadas.

 

 

 

 

jarrones japoneses Estos jarrones de porcelana, prodigiosamente ornamentados, constituyen uno de los productos más solicitados por los importadores europeos y americanos. Los hay de todos los tamaños y con incrustaciones de metales preciosos.

Los joyeros y bomboneras, de formas sugestivas, y los platos con princesas y guerreros, constituyen el encanto de los coleccionistas occidentales. Los más hábiles obreros de las fábricas de cerámica viven en casitas que el dueño hace edificar en torno de la manufactura, pues de este modo los tiene mejor a su servicio. Es un oficio que se empieza desde muy niño. Estos pintan la porcelana barata, y así se ejercitan y perfeccionan en un arte que en realidad tiene poco de agradable, ya que se han de pasar el día sentados, y la falta de ejercicio y el veneno de las pinturas hacen que se resienta pronto la salud de estos admirables operarios, héroes anónimos de obras maravillosas. Cuando se contempla una de esas piezas de la cerámica japonesa nadie piensa en los trabajos y sacrificios que costaron a los sufridos artífices que las realizaron.

Antiguamente, en los grandes hornos se empleaba la madera como combustible ; pero hoy funcionan por la electricidad. De esta manera puede graduarse mejor el calor, pues de su regularidad depende en gran parte el feliz resultado de la cocción. Cuando se gradúa mal la temperatura del horno, salen muchas piezas imperfectas o rotas. Por esta causa suele verse en las fábricas enormes montones de tazas, teteras, azucareras, etc., que no tienen arreglo posible y que se destrozan seguidamente por inservibles. Causa pena ver tantos y tan sensibles destrozos.

Lámina antigua japonesa de Shishamine no Saku En un suave atardecer, pían los pajaritos en la calma del jardín. Shishamine no Saku, autor de este cuadro lleno de ternura, nos dice al pie del mismo: «Cogí el pincel jubilosamente. Se estremecía el melocotonero. Un alegre piar tras un silencio, y vuelta a piar. De puntillas me asomé a la puerta y vi que la madre, posada en una rama, daba de comer a sus pajaritos. Aspiré el perfume de las flores. La madre estaba contenta. También yo, y los pajaritos. Lleno de gozo pensé que esta escena podía ser reproducida en un dibujo o en una poesía.»


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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